En Costa Rica, hace cincuenta años, se implementó por iniciativa del Dr. Juan Guillermo Ortiz Guier, benemérito de la patria por su obra, un sistema de salud en San Ramón al que se llamó “Hospital sin Paredes”. Un sistema innovador y revolucionario en condiciones de baja tecnología, que yo denomino prometeico, porque al igual que el dios Prometeo le trasfirió a el fuego celestial a los seres humanos para darles poder, el Hospital sin Paredes transfirió a las comunidades la consecución de la salud en estrecha alianza con los equipos médicos. Creo 161 puestos de salud en los cantones de San Ramón, Palmares, Zarcero, Naranjo y Valverde Vega donde llevó, sin computadoras, un censo permanente de la salud. Los éxitos fueron tan destacados en la reducción de mortalidad materno infantil y otros ítems de desarrollo, que la Organización Mundial de la Salud lo premió y promovió su presentación en la reunión mundial de la salud en Alma Ata en 1978.
En el ámbito nacional su ejemplo contribuyó a la reforma del sector salud y a su desconcentración a través de los EBAIS y Clínicas de Salud. No obstante, al pasar a la Caja, como EBAIS, esta institución suprimió o redujo al mínimo la participación de las comunidades, a pesar de que era un requisito establecido por la Ley y que todas las evaluaciones posteriores destacan su ausencia.
Eliminar la participación de las comunidades para dejar todo el control en manos de la tecnocracia, se convirtió no solo en una falla institucional que ha encarecido la salud y limitado sus alcances, sino que, de cara a nuevas amenazas como el coronavirus, ha restringido la participación necesaria en el ámbito de las comunidades para tensar el arco creativo requerido, como lo hicieron en Corea del Sur, Taiwán y Singapur, para reducir las muertes y mitigar el impacto.
Eliminar la participación de las comunidades para dejar todo el control en manos de la tecnocracia, se convirtió no solo en una falla institucional que ha encarecido la salud y limitado sus alcances, sino que, de cara a nuevas amenazas como el coronavirus, ha restringido la participación necesaria en el ámbito de las comunidades para tensar el arco creativo requerido, como lo hicieron en Corea del Sur, Taiwán y Singapur, para reducir las muertes y mitigar el impacto.
La actual amenaza del coronavirus debemos transformarla en una oportunidad para incorporar una aplicación en todos los EBAIS para reestablecer contacto directo con los asegurados.De tal manera podrá recuperarse la relación directa tanto para transmitir la información necesaria para enfrentar esta y otras amenazas, como para restablecer de manera permanente la comunicación sobre los problemas emergentes y las propuestas e iniciativas de enfrentar los problemas por parte de la comunidad. Esta relación entre el equipo técnico del EBAIS debe recuperarse, en eso radica, como lo demostró el Hospital sin Paredes, la fuerza y alcances de la medicina comunitaria
Aunque ha sido muy importante el papel del presidente y de los ministros en la actual emergencia, es fundamental que la organización descienda en cascada hacia una base organizada. Organización es poder y es el fundamento del desarrollo cívico y de la democracia del siglo XXI. Todo está cambiando con la tecnología y la organización también.
Recobremos nuestra experiencia de organización y participación comunal en la gestión de la salud desarrollada por el doctor Juan Guillermo Ortiz, su equipo y las comunidades adscritas al Hospital sin Paredes.
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